viernes, 12 de junio de 2009

viernes, 15 de mayo de 2009

Recomendado del día: Nueve cuentos, de J.D. Salinger

En medio de tantas novelas, era necesario un libro de cuentos. J.D. Salinger, autor de la famosa novela “El Guardián entre el Centeno”, nos entrega nueve joyitas para el deleite de los amantes de los cuentos cortos.

Si bien todos los cuentos que este libro nos ofrece son excelentes y quedaron todos en mi memoria, hay uno en particular que me causo una impresión distinta a todo lo que había leído anteriormente, y que se convirtió en el mejor cuento que leí en mi vida (tal vez alguno de Borges puede andar cerca): “El día perfecto para el pez plátano”. En este cuento introduce a Seymour Glass, personaje en el cual indagaría en libros posteriores, que tienen como protagonistas a la familia Glass. El cuento en cuestión, del cual no voy a decir mucho para no arruinarles ni un poco de su perfección, tiene su punto máximo en el encuentro entre Seymour Glass y una niñita en el mar. Los instantes que Salinger, con maestría de genio, relata de ese encuentro, son sencillamente inolvidables. Un cuento para no perderse, al igual que el resto del libro, que, con distintos argumentos e incluso, con distintos estilos, constituye un libro fundamental para entender la obra del misterioso autor estadounidense.

Otro cuento especialmente bueno, en mi opinión, es “Para Esmé, con amor y sordidez”. El cinismo del estilo Salingeriano se ve mas nítido que nunca en este relato.

En este libro está el único texto que Salinger admitió que se lleve a la pantalla grande: se trata de “El Tío Wiggily en Connecticut”. La película lleva por nombre “Mi loco corazón”, fue filmada en 1949, dirigida por Mark Robson, y protagonizada por Dana Andrews y Susan Hayward. El cuento es muy bueno; la película no tuve oportunidad de verla.

viernes, 10 de abril de 2009

Grandes obras: Ficciones, de Jorge Luis Borges

(Contratapa edición Emecé): “Ficciones es quizá el libro más famoso de Jorge Luis Borges; con él obtuvo en 1961 el importante Premio Formentor otorgado por editores de Alemania, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra e Italia. Obra imprescindible en la literatura contemporánea, sus cuentos pertenecen a la categoría de las páginas antológicas. La primera parte, El jardín de senderos que se bifurcan (1941), reune el relato policial del mismo nombre, dos notas sobre libros imaginarios: Tlon, Uqbar, Orbis Tertius y Examen de la obra de Herbert Quain, y cuatro cuentos de índole fantástica: Pierre Menard, autor del Quijote, Las ruinas circulares, La lotería en Babilonia y La biblioteca de Babel. En la segunda parte, Artificios (1944), se incluyen, entre otros, La muerte y la brújula, de corte filosófico-policial; Funes el memorioso, metáfora sobre el insomnio; Tema del traidor y del héroe, acerca de un mismo destino que pierde y que redime; y El Sur, cuento preferido del autor.”

En mi opinión, se trata del libro más importante de la historia de la literatura argentina, y uno de los más importantes de la literatura contemporánea mundial. Borges alcanza, en esta obra, una perfección tan maravillosa como inquietante: no puede leerse ninguno de sus cuentos sin que la mente se perturbe y el intelecto comience a volar. Los problemas metafísicos, la metáfora como recurso ineludible, argumentos imposibles y perfectos; realidad y fantasía se confunden: Borges transmuta todo lo conocido dentro de su propio mundo.

Dentro de los cuentos de este increíble libro, cabe destacar dos con especial énfasis: primero, Tlon, Uqbar, Orbis Tertius, tal vez el cuento más interpretado (junto con El Aleph) y más profundamente borgeano de toda su obra. Narra su descubrimiento, junto con Bioy, de un mundo paralelo y fantástico, en un ejemplar de la Enciclopaedia Británica. En segundo lugar, El Sur, cuento en cierto modo autobiográfico, en el que se entremezclan su historia de vida verdadera, con la vida que hubiera soñado tener el coraje de llevar. Aún así, destaco estos dos cuentos por una cuestión de gustos personales: todos los cuentos que integran este libro son increíbles y nadie puede dejar de leerlos.

viernes, 20 de marzo de 2009

Versos de Saramago

Las novelas del famoso escritor portugés José Saramago son harto conocidas por todos (las hayan leído o no). Inclusive hace relativamente poco se estrenó una película, "Blindness", basada en su libro "Ensayo sobre la ceguera". Su prosa es magnífica, dinámica e innovadora. Pero me acercaron un ejemplar de su "Poesía completa", y debo decir que, si bien su fuerte es la narración en prosa, y no se puede dudar de ello, tiene algunos versos dignos de ser recordados, o que por lo menos a mí me parecieron muy interesantes, y que comparto con ustedes a continuación. Hay que aclarar también que sin dudas se pierde mucho en la traducción del portugués al castellano, pero el sentido y la fuerza de las palabras está presente, no importa el idioma. Si tienen la oportunidad, denle una hojeada a este libro que, está claro, no es excepcional, pero tiene pasajes conmovedores y memorables.

"Donde tu sombra, mi perfil
es línea de certeza. Ahí convergen
las olas circulares, en su límite
el punto riguroso se propaga.
Ahí se reproduce la voz inicial,
la palabra solar, el lazo de la raíz.
De nosotros nace el tiempo, y, creadores,
por la fuerza del perfil coincidente,
cogidos de la mano, amanecemos dioses".
(de "Donde tu sombra").

"Si es altar el poema, sacrifico.
En la piedra de luna que es el verso
cobra filo el cuchillo de lo vivo.
Aquí vendré de rodillas. No rechazo
al ciervo de los prados de mi sueño,
ni al dardo violento que lo alcanza.
Sin leña gruesa no hay fuego,
aunque las manos de la luz acaben sucias
de apagadas cenizas de palabras".
(de "Ritual").

"Quince mil días secos han pasado,
quince mil ocasiones que se perdieron,
quince mil soles nulos que nacieron,
hora a hora contados
en el solemne, mas grotesco gesto
de dar cuerda a relojes inventados
para buscar, en los años olvidados
la paciencia de ir viviendo el resto".
(de "Lugar común del cuadragenario").

martes, 10 de marzo de 2009

Nuevas búsquedas

Es natural en mí emprender nuevas búsquedas, es que necesito el perpetuo devenir que otorga lo variable, la espera, la impaciencia. No hay motivos para suponer que encuentre alguna vez algo, pero es esencial a la búsqueda la posibilidad de que eso que estamos buscando, jamás aparezca. Tal vez es inherente al proceso, creo yo, el hecho de que jamás encuentre lo que necesito, jamás lo voy a encontrar. Pero en el nunca que pronuncio, está el siempre que no pronuncio, y es que todo lo que nunca será, siempre no será. De la misma forma en que sufro las pérdidas (inalcanzables a veces, inevitables siempre) disfruto del comienzo de una nueva búsqueda. Y buscar, allí donde ya no debo buscar, allí donde ya no hay nada, o está todo, pero tan lejos que no se llega a ver… Si lo cercano tiende a alejarse, lo lejano… bueno, lo lejano sólo esta lejos, y la distancia es subjetiva y permanece, aunque se acorte, permanece, aunque se extinga. La búsqueda pasa por acortar distancias, por eludirlas, pero en sí, la distancia no desaparece, sólo es esencialmente parte de nosotros, de lo que perdimos.

En el recuerdo de aquellas cosas es que la encuentro, lejana, perdida, brillante. Y pienso a veces, en mi búsqueda del fracaso, de lo indebido, que si dejara de buscarla… Quién dice que el pasado no vuelva por sus propios medios, ese ayer que no pude alcanzar por mí mismo, me alcance tiempo después. Pero me cuesta, ese autoritarismo tan mío es el que me hace buscar, aún sabiendo que no hay nada, que no voy a encontrarla. Y es que el recuerdo es tan vívido, cuando se escapa, cuando me huye, cuando regresa, pero, a pesar mío, sólo es recuerdo. No debemos confundirnos, el recuerdo sólo es recuerdo, esquirlas del pasado, imágenes borrosas, o no tanto… pero siempre, siempre ajeno. Distinto a lo que ya perdimos, que nos pertenece, ahora y siempre, en forma de recuerdo, de olvido, de memoria, de nostalgia, de melancolía, de canciones, de esquinas, de lugares, de olores, de amores… nuestro, todo. Al final del camino me encuentro, al final de mi búsqueda, repetida, como único resultado, veo que simplemente somos lo que perdimos. Así es como sepulté mi esperanza de su regreso, del retorno de aquel brillo en sus ojos, de la mirada al corazón, de la risa infinita, de la palabra precisa, del corazón astillado, del tiempo en su boca. Todo eso forma parte de mí, porque lo he perdido, porque miro la noche, y busco al silencio, y encuentro la sombras que no hablan, pero calladas dicen tanto, y recuerdo, que no podemos perder aquello que nos pertenece. El recuerdo no es mío, pero sí la pérdida.

Kutxi.

jueves, 26 de febrero de 2009

Recomendado del día: El secreto de Christine, de Benjamin Black

(Contratapa de la edición de Alfaguara): "Dublín, años cincuenta. En un depósito de cadáveres, una turbia trama de secretos familiares y organizaciones clandestinas comienza a develarse tras el hallazgo de un cuerpo que nunca tendría que haber estado allí. Una oscura conspiración que abaraca ambos lados del Atlántico y que acaba envolviendo en un siniestro abrazo, inesperadamente, la vida de todos los protagonistas".
Benjamin Black es, en realidad, un seudónimo del extraordinario escritor irlandés John Banville. El Secreto de Christine es, a mi entender, una pequeña perla de la literatura negra. Siguiendo la línea que inició Chandler, y explorando en ella, Banville consigue unir lo mejor del género con una literatura de alto vuelo, expresada fundamentalmente en su capacidad para construir personajes y situaciones, con un estilo muy particular que le aporta un gran dinamismo a la lectura, y que mantiene en vilo hasta el final.
El autor logra plasmar en esta obra un ambiente magnífico (e ideal) para el desarrollo de una novela policial, además de mostrar su magistral habilidad para la descripción y la narración. Escrita con un lenguaje estético, llano y preciso, El Secreto de Christine es una novela imperdible para los amantes del género, o una gran ocasión para incursionar en el mismo.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Los cambios que no advertimos

Lo importante es darse cuenta de que algo está cambiando. De que ya no es como antes. A menudo los cambios son tan progresivos que no nos damos cuenta pero a veces debemos detener el tiempo y preguntarnos: ¿qué rayos pasó en todo este tiempo que no lo advertí? ¿Cuántas cosas he perdido? En la vida de cada ser humano existen momentos de inflexión que redireccionan el rumbo de su destino por senderos que no ha transitado aún y uno puede detenerse y tratar de continuar por la vieja senda o sentir la ansiedad de mirar qué hay detrás de esa puerta que se abrió. No siempre las puertas que se abren nos deparan momentos felices, no siempre encontramos lo que queremos, en ocasiones no sabemos en realidad qué es lo que queremos encontrar. La vida es un largo camino en el que uno debe ir mirando los carteles con atención, para no perdernos y encontrarnos solos en la oscuridad de la incertidumbre. Encontraremos de todo en el camino, no todo será bueno, no todo será malo, es uno quien debe elegir la senda, es uno quien escribe la historia.


Ferdinand.

lunes, 23 de febrero de 2009

Grandes obras: Ulises, de James Joyce

Obra monumental, parábola de nuestro tiempo, enigma literario, el Ulises de James Joyce es una de las más grandes obras de la historia de la literatura, y sin dudas la más importante del siglo XX (al menos, en inglés; porque existió un tal Borges). Se trata de una obra repleta de simbolismo, invenciones idiomáticas del propio Joyce (que llega a utilizar vocablos de más de 60 idiomas), críticas solapadas (y no tanto) a la Iglesia, al Estado y a la sociedad, y párrafos brillantes que, a simple vista, carecen por completo de sentido. De esto y más se trata el Ulises, que ha tenido entretenidos a los críticos por más de medio siglo, intentando descifrar uno a uno los enigmas o “puzzles” que el libro contiene, enigmas que, a entender de muchos estudiosos, sólo pueden hallar respuesta en el mundo subjetivo del lector, si es que esto es posible. El mismo Joyce dijo:

“He puesto tantos enigmas y puzzles que van a mantener ocupados a los catedráticos durante siglos, debatiendo sobre lo que yo quería decir, y esta es la única manera de asegurarme la inmortalidad”.

No cabe menos que decir que lo logró, a pesar de algunas críticas que lo acusaron (y continúan acusando) de crear un libro extremadamente difícil, de una lectura intrincada, complicada y que sólo puede ser entendida (al menos en parte) por una afición semi especialista de lectores; es decir, el lector común puede entrar al Ulises, “pero tal vez nunca encuentre la salida, teniendo que salir por donde entró”.
Joyce realiza, en esta novela, una serie de experimentos linguísticos y literarios, fundando un estilo completamente original en la literatura mundial, y dando rienda suelta a una creatividad que no conoció límites, y tal vez por eso excedió los límites ajenos. Una obra que escapa al entendimiento de muchísimos estudiosos, y tal vez, como se ha postulado, también del de Joyce.

La magnitud de la originalidad que Joyce tuvo en esta novela es, digámoslo, casi infinita: se trata de una obra, de un autor, que lleva al máximo las posibilidades del lenguaje, e incluso más allá. El “monólogo interior” constituyó una estructura y un estilo literario que fue, al menos, fundacional: se trata de una narración de los pensamientos internos del personaje, sin utilizar signos de puntuación (imitando el “fluir del pensamiento), y sin seguir ninguna línea de coherencia o hilación. La asociación libre, tan propia de los pensamientos, ha sido plasmada en una novela, y Joyce lo logró.
La estructura de la novela ha sido llamada “estructura homérica”, porque traza un paralelismo (o “sistema de paralelismos”) con la Odisea de Homero, que funciona en diversos niveles: tanto en el lingüístico, como en el retórico, el simbólico y el interpretativo.
No puede entenderse al Ulises de otro modo que no sea desde el pensamiento y los actos interiores de los protagonistas (que a la vez, se ha postulado con suficiente certeza que se trata de sus álter egos –Bloom, en su vejez, y Dedalus en su juventud). Este ha sido otro nuevo acierto de Joyce, dando una nueva vuelta de tuerca a la literatura moderna, que, en mayor o menor medida, tenían cierto grado de objetivismo, tanto en su argumento como en su interpretación.

Joyce fue un autor de una originalidad única, una creatividad incomparable y un talento especial, de esos que no se ven seguido. Jorge Luis Borges escribió sobre él: "Es indiscutible que Joyce es uno de los primeros escritores de nuestro tiempo. Verbalmente, es quizá el primero. En el Ulises hay sentencias, hay párrafos, que no son inferiores a los más ilustres de Shakespeare o de Sir Thomas Browne". Como dice la edición en español de Santiago Rueda: “Ha pasado casi un siglo de estudios que profetizaba Joyce, y la cantidad de ensayos sobre su obra es ya tan extensa, que prácticamente cada día se añade alguna interpretación o algún dato nuevo. De Joyce, y sobre Joyce, se ha dicho todo, y al mismo tiempo está todo por decir”.

domingo, 22 de febrero de 2009

Semblante

El rostro de una persona, es un mapa donde se han librado muchas batallas y no siempre se ha vencido. Las derrotas son recordadas por todos, pero las victorias olvidadas con facilidad, porque el mundo es proclive al desmedro del éxito, persiguiendo ambiciones avaras, en una carrera sin reglas, en una tierra sin cielo.

Ferdinand.

Poesía Vertical

Estuve leyendo el tomo I de la Poesía Vertical de Roberto Juarroz, y además de mencionar que es un autor que lisa y llanamente desconocía, debo decir que me ha sorprendido en varios aspectos, y digo sorprendido porque se trata de un autor con gran poder expresivo, y una bella solidez en los versos, sobre todo utilizando frases cortas, y echando mano de una siempre muy oportuna puntuación. Dejo algunos pequeños fragmentos que me gustaron, me inquietaron, y van a parar a mi cuaderno de notas, porque siempre que un verso me moviliza, intento inmortalizarlo en algún papel cercano. Aquí están:

"No despierto del todo.
Pero esta música fantasma
también viene a decirme
que hay ciertas cosas excesivamente intensas
que no están hechas para el recuerdo,
porque la condición de su intensidad es el olvido."

"La sombra de una flor también perfuma.
Un recuerdo abre y cierra los párpados.
El amor es la contraseña del tiempo.
El revés es la zona donde se encuentra
todo lo perdido."

"Quizá debamos aprender que lo imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada."

Roberto Juarroz, Poesía Vertical I.

Recomendado del día: Voces en la noche, de Isidoro Blaisten

(Contratapa de edición Seix Barral) "Un vendedor de camisones que circula por la ciudad está convencido de que uno de sus clientes está siendo influenciado por un desconocido dispuesto a arruinar la literatura para todas las generaciones futuras. Su misión indelegable es eliminarlo, pero primero debe descubrir quién es. Esta tarea encuentra su insólito contrapunto en las 'voces de la noche', que se burlan de los esfuerzos del vendedor pero que le ordenan matar, y la voz de la señora Tokoyama, que le recita haikus y le lee las desopilantes enseñantes de un maestro zen. La bella Adela, el herrero Herrero, los inefables armenios y la rubia misteriosa provocan por su parte las más inesperadas situaciones".

Cuentista formidable, escritor de un gran talento, Blaisten tiene entre sus obras a ésta como su única novela. Y hay que decirlo, es para lamentarse, porque estamos en presencia de una pequeña joya literaria. Voces en la noche, desde su estructura (los pequeños capítulos en que la obra está dividida, aportando una dinámica incomparable) hasta su argumento (de una originalidad absoluta), es una novela creativa, ácida y brillante.
La novela entreteje la historia entre dos mundos, uno real y visible, en el cual podemos sentirnos cómodos y disfrutar de la calidez de los personajes; y otro paralelo, que nos inquieta tanto como nos intriga, empezando por las Voces (que escucha el vendedor por las noches), y terminando en el descubrimiento de "la identidad del asesino" (de la literatura, claro está). Con un humor impecable (algunos haikus son inolvidables), un estilo narrativo muy original, y un equilibrio estupendo entre realismo y fantasía, esta novela, por momentos parodia, por momentos pesadilla, es una obra magnífica que, a mi entender, ha sido poco valorada por la crítica y por los lectores en general. No hay que perdérsela.

sábado, 21 de febrero de 2009

Lo incierto

"¿Dónde radica el entendimiento de lo incierto? No lo sé.
Desconozco qué significa para mí lo inevitable, pero existe, si, aunque intento buscar millares de justificativos para salirme de esa idea, existe, lo siento así. Queda entonces la esperanza de conocerlos, al menos vislumbrarlos, en el peor de los casos, recordarlos como tales. Pero en la misma esperanza de entender lo inevitable, lo que no tiene nombre, lo que no pueden decir las palabras, allí, reside la debilidad que nos hace ingenuos. Nunca he sido temeroso del futuro, pero tampoco lo he confundido con el destino. De esos conceptos tan dispares como cercanos, surge la necesidad de definir lo incierto, aunque de todos modos, seguirá siendo incierto, es su misma esencia. Y es que veo en el destino retazos del pasado, me encuentro con esquirlas del día de hoy, e inevitablemente termino asociándolo a mi futuro cercano, tan lejano. Acaso el destino es todo, no un plan de acción trazado con anterioridad, no es motivo para utilizar el vano argumento del libre albedrío, la actitud poética de los artilugios para conducir nuestro futuro… y en esa misma actitud, el destino dice presente. Y es que pienso y creo, siento, que en él mismo radica lo que haremos, por decisión propia, por libertad bien entendida. El destino no nos indica cuál camino tomar, no nos fuerza a elegir un rumbo; en este caso, el destino es ese camino que tomamos, y ese rumbo que elegimos. En él, lo incierto, el fulgor de lo inevitable."

Kutxi.

viernes, 20 de febrero de 2009

Recomendado del día: Corre conejo, de John Updike

(Contratapa de la edición de Tusquets): “Parece ya muy antigua la leyenda del hombre que sale un día de casa a buscar tabaco y decide no volver. Pues bien, se remonta sólo a 1960, año en que, gracias a John Updike, el mundo conoció al inefable Harry ‘Conejo’ Ángstrom, cuyas peripecias empiezan a contarse aquí desde el momento en que, sin razón aparente, abandona mujer e hijo, su modesta condición de vendedor de MagiPeels y el recuerdo de cuando fue un as del baloncesto.”

Novela que dio comienzo a una próspera saga, siguiendo las aventuras de "Conejo", Corre Conejo es una obra, desde todo punto de vista, magistral. Echando mano de su particular aptitud para la narración, Updike crea en esta novela dos universos: el de Conejo, cercano a la superficie, y otro mucho más profundo: el de los hombres que Conejo respresenta.
Con un argumento simple pero contundente, Updike construye una monumental parábola del hombre contemporáneo: la rutina occidental de la familia, el trabajo y el dinero; la frustración diaria de ver al día de hoy excesivamente parecido al de ayer, y sospechar que el de mañana será igual. Updike nos planta una duda de manera sutil y escondida en las aventuras de Conejo: ¿puede un hombre escaparse de sí mismo? El límite de la huída es incierto, y también el motivo. Con una intención clara de transmitir un mensaje a modo de reflexión de la vida contemporánea, y particularmente de la vida del hombre medio estadounidense, Updike construye esta excelente novela, que fue fundacional para la brillante carrera que el escritor estadounidense llevó a cabo. Una obra impecable: hermosa y profunda.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Recomendado del día: El Anatomista, de Federico Andahazi

(Contratapa de edición Booket): “El héroe de esta novela es Mateo Colón, un anatomista del Renacimiento que, al enamorarse de una prostituta veneciana, Mona Sofía, emprende la búsqueda de algún tipo de pócima que le permita conseguir su amor. El anatomista da comienzo así, nada más ni nada menos, a la ardua exploración de la misteriosa naturaleza de las mujeres. Cuando intente hacerlo público, Colón deberá enfrentar otro poder: el de la despiadada Inquisición. Desde ese momento, se verá envuelto en un proceso vertiginoso”.

Esta novela fue publicada en 1996 luego de ganar el Premio de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat, inmersa en una gran polémica luego de que la titular de dicha fundación publique un comunicado expresando que la obra en cuestión no contribuía a “exaltar los valores humanos”. Finalmente la obra fue publicada, consiguió un tremendo éxito editorial y fue traducida a numerosos idiomas, consagrando a Andahazi como una promesa de la literatura nacional (a mi entender, El Anatomista sigue siendo su mejor novela, y no ha podido confirmar aquellas predicciones que le auguraban un gran futuro. Esto, claro, es una apreciación personal). En cuanto a la novela en sí, es una obra magnífica. Andahazi recrea con una exactitud increíble y un realismo absoluto la época del Renacimiento, desde sus personajes y costumbres, hasta los lugares donde transcurre la acción, pasando por los cruentos métodos de la Inquisición y el modo de pensamiento de los hombres de aquel tiempo. Es un libro excelentemente escrito, con una prosa brillante que no tiene fisuras, una variedad de personajes muy amplia (y con mucho para ofrecer), y un argumento absolutamente original (que acompaña con el nombre de su personaje, “Mateo Colón”): un hombre que se lanza al descubrimiento anatómico del secreto sexual-amoroso de las mujeres.
Una mención especial merece la “Tercera parte” del libro, titulada “Los Hechos del Proceso”, en el que se relata el juicio que el tribunal de la Inquisición realiza a Mateo Colón, su descargo, y finalmente la sentencia. Son páginas de una gran altura literaria, y donde creo, la novela toca su punto máximo.
Hay que decir también, que contiene diversas escenas un tanto morbosas y de sexo explícito (tal vez demasiado explícito), que puede no agradar a algunas personas. Aclaración hecha.

martes, 17 de febrero de 2009

Recomendado del día: El Largo Adiós, de Raymond Chandler

Unánimemente considerada como la mejor novela de Chandler, y tal vez la mejor novela negra de la historia, El Largo Adiós vuelve a girar en torno al famoso detective privado Philip Marlowe, que entabla una curiosa amistad con un tal Terry Lennox, un alcohólico casado con una millonaria, al que luego se acusa de matar a su esposa. Marlowe es detenido por su “relación” con Lennox, pero es liberado al confirmarse la noticia: Terry Lennox acaba de suicidarse en México. Marlowe luego es contratado por Eileen Wade, una mujer que quiere que el detective encuentre a su marido, y la trama entonces comienza a enredarse en un juego en el que todos resultan sospechosos.
La novela tocará todos los temas típicos de la novela negra estadounidense: policías corruptos, mujeres adineradas, alcohol, pistolas y “hombres duros”. Además de la magnífica capacidad de Chandler para describir y componer personajes (Philip Marlowe resulta inolvidable desde que se lo conoce), esta novela, como también otras del mismo autor, contiene una gran cantidad de diálogos absolutamente geniales, repletos de dobles sentidos, referencias sociales a la época (que van desde la política hasta el racismo) y humor ácido. Un libro entretenido y con grandes dosis de suspenso, con un final inesperado y excelentemente logrado.
Una curiosidad: Osvaldo Soriano escribió “Triste, solitario y final”, una novela en la que los protagonistas son él mismo (Soriano) y Philip Marlowe, personaje que maravilló al escritor argentino desde la primera vez que leyó a Chandler. El título del libro está sacado, justamente, de una frase de El Largo Adiós: “Hasta la vista, amigo. No voy a decirte adiós. Te lo dije cuando significaba algo. Te lo dije cuando era triste, solitario y final”.

lunes, 16 de febrero de 2009

Recomendado del día: El Pasado, de Alan Pauls

"Después de trece años de amor -uno de esos amores absolutos que nacen en la adolescencia, modelan el mundo a su imagen y parecen condenados a la inmortalidad-, Rímini y Sofía se separan. Para él, que ya ronda los 30, todo vuelve a ser nuevo y brillante, como el pavimento de una calle tras un aguacero. Redescubre el deseoy se lanza desenfrenadamente -con la eficaz ayuda de algunas sustancias ilícitas - a recuperar el tiempo perdido. Pero su relación con Sofía no ha muerto, o sólo ha hecho lo que hace el amor cuando finge haber terminado: cambiar de forma. Y cuando vuelve y lo sorprende, emboscándolo en un recodo oscuro, el amor tiene el rostro del espanto."
(Contratapa de la edición de Anagrama).

Con una prosa brillante y un estilo único, El Pasado es, a mi entender, la mejor obra de Pauls. El escritor crea una magnífica parábola acerca de las relaciones humanas, del desengaño, la angustia, la soledad y la obsesión, recurriendo para ello a un argumento sólido e intrigante, que dejará más de un pasaje memorable. Los personajes están increíblemente construídos, y las situaciones son creadas a través de una narrativa que no tiene fisuras.
La novela está repleta de momentos que, con maestría, Pauls construye cuidadosamente, y que resultan inolvidables, por lo inquietantes.
Se trata sin dudas de un tratado sobre el amor, sus consecuencias y sus desviaciones; una novela que desnuda los rincones más oscuros de las relaciones humanas tal y como la sociedad las concibe y las entiende; una novela ambiciosa que se erige en metáfora sobre lo que amamos, lo que nos gustaría amar, y lo que creemos amar.